el goce, mi deleite. -No tu- tampoco el mezcal.
Maldito deseo, malditas pulsiones de irracional
que me hacen cuestionar las más puras emociones,
me obligan a asumir una parte complicada de mi humanidad.
No quiero ya ni la escucha,
me encuentro patético,
me encuentro enfermizo,
mas sé que no soy eso.
Sé cabalmente que soy alguien
por mucho capaz de sentirse amado contigo.
En contraste, sé por experiencia
que me encuentro amado sin ti,
pero el deseo...
...el deseo sigue aquí.
Círculo vicioso, tormento oneroso,
absurdo, humano, torpe, empecinado animal.
Me enoja ser o proyectar (te) algo que no soy,
algo que puedo parecer mientras, para mi mal,
no sea yo de ti y siga deseándolo.
Terrible, tortuoso, absurdo y vergonzoso
no querer siquiera aceptar que me siento dañado.
Me avergüenza pensarte, por ser necio,
pero no hay razón y, al mismo tiempo,
encuentro sabio el asumirme irracional.
Quiero pensar -quizá pretender- que no te escogí.
No tiene sentido idealizar falacias
como si quisiera cumplir un capricho;
te tendría rencor a ti, a mi infancia,
si tu fueras un capricho.
No lo eres. No lo serás.
Nada cambia.
Cambio la página y nada cambia.
Tan condenado me siento al tiempo
como si ni tu, ni yo ni toda la humanidad
significáramos algo,
pero es en el tiempo geológico
que no significamos cosa alguna.
¿Y en el tiempo Universal?
Por separado no significamos nada,
ni hoy, ni nunca ni siempre.
Aún todos los humanos juntos no aspiramos a nada
estando en esta visión estancada de la realidad.
Visión que ahora sufro por desear
-parte de lo que yo mismo soy-
...vivir contigo lo material.
Material
©© 2015, Hacha sin filo por O. Adrián Lozano Garza se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.