En pelea a muerte con cuentos de hadas
irracionales,
Todos en mi, y tu tan tuyo como siempre
Tan de la revolución
¡Hace tanto que no eres mío!
Y yo sigo siendo tuya, a pesar de luchar,
de pensar, de gozar con ser mía
No estamos iguales aquí
No estamos iguales
Cargamos tanta historia tan desigual
Tanta madre sumisa, que podría ser yo
Tanto padre autoritario, que podrías ser tu
Tanto infiel hombre
Tanta mujer que aguanta, espera, mientras cuida a
los hijos
¿Cómo exorcizarme de historia mundial e
inseguridad personal?
¿Cómo exorcizar los miedos, reforzados por
tu historia individual?
…Y nuestro contexto de revoluciones tan
machistas
Tantos panchos villas violadores
Tantas adelitas invisibles, sin nombre
propio
Tantos zapatas que gritamos, que tuvieron,
(con “derecho” claro) varias esposas, muchos hijos, que “orgullo”.
La tierra que soy yo, ¿es de todos?
¿Cómo hacemos que la revolución y la cama
sean realmente femeninas sin dejar de ser tuyas?
Sin dejar
tu sudor, tu tosquedad, tu fuerza física, de macho…
¿Cómo integrarlo sin desintegrarme?
¿Cómo exorcizar la historia, sin
exorcizarte a ti?
Tanto feminismo tan masculino, tan de las
ideas y de la razón solo
Tantos cuentos de hadas y preceptos
familiares tan hondamente gravados
¿Qué parte tengo que arrancarme para quitar
las marcas de ese pasado gravadas en mi cuerpo?
Y los psicólogos (hombres obviamente)
diciendo que lo sano esta en hacer nuestro propio capital, hay de ellos, tan
chistosos y tan pendejos.