cuando anteriormente creí
que era solo de la mía,
pero en el momento que volteé mi vista
descubrí un océano en flujo
que se conjuntaba conmigo mismo.
Y ahí encontré una atadura
entre mi libertad y la del otro.
Sonreí de pronto al encontrar corrientes
que se me acercaban para destensar el lazo
y batallé horrores cuando algotra me arrastró
lanzándome y retomándome como al estirar una liga.
Casi nunca encontré un rumbo conjugado
hasta que, cansado,
noté que siempre las olas regresaban
a mi playa personal;
siempre una fuerza final
impulsaba a las diferentes corrientes hacia mi...
la fuerza, toda la energía del océano
se vuelca, va y viene al final
siempre hacia mi: a mi humano.
Antropocentría
©© 2007 Abril,
Hacha sin filo por O. Adrián Lozano Garza se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.