Claustro con telarañas vacías


Me siento y me asumo preocupado,
noto que resulto preocupante
y no sé como actuar al respecto.
Me doy cuenta que, inconscientemente,
asalto mi consciencia, me desdoblo
y automático, convenientemente, o no,
me vuelvo a doblar.
Ya me reconozco como otro.

No sé por qué me asalta la impaciencia.
No sé por dónde sale la ansiedad...
creo, más bien, que no se ha ido,
se disfraza en alergias y pensamientos de maldad.

En una celda, abstraído de mi y liberado de mi,
me encierro por tanto tiempo como quiero;
me duele lastimaros, en verdad.
Me extraño, me anhelo, me aburro, me harto...
me condeno, me alejo, me aislo...
cuando me quisiera donar.

Me disculpo y me absuelvo
mas no entero a nadie del proceso;
¡Si tan solo me pudiera acercar!
Pierdo horas conciliando el sueño,
luego no me puedo ni quiero despertar.

Prefiero estar dormido aún despierto
y así poder evadir mi realidad.
Fragmentos milenarios despiertan sus memorias en mi,
en mi amígdala, en mi hipocampo... tan contemporáneos;
mi hipófisis se vuelve loca aún al pensar;
no enlazo, no relaciono,
corro hacia el oriente y llego al occidente,
perdí el norte, no existe el sur,
no existe el más ya, no puedo restar.

¿Quiénes soy?
¿Si me defragmento otro poco... me podré rearmar?


Claustro con telarañas vacías
©© 2010, Licencia Creative Commons
Hacha sin filo por O. Adrián Lozano Garza se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.